A sólo una hora y cuarenta minutos, en un recorrido de 75 kilómetros desde la ciudad de Bogotá, se encuentra un fascinante lugar con una temperatura de 28° C, un lugar donde se podrá poner a prueba la adrenalina de las personas que les gusta exigirse. Si los deportes extremos son de su elección, no puede dejar de visitar Nimaima, un lindo municipio ubicado en la provincia del Gualivá, allí encontrará un clima perfecto, deportes acuáticos de gran variedad, gente amable y dispuesta a atenderlo de lo mejor. En este post voy a contarles la agradable experiencia que viví al visitar Nimaima, mi objetivo principal era el de hacer camping, en eso se destaca este municipio, ya que la mayoría de residentes tienen adaptadas sus casas para esta actividad, decidí hacer camping en un lugar que por su nombre me llamó la atención, “La granja de la tía Lolo”, me pareció muy gracioso y decidí tomarlo como mi lugar para pasar aquella noche.
A la llegada me atendieron de manera muy cordial ofreciéndome algo de tomar y comentándome los precios que tenían para el alquiler de un camping, realmente me sorprendió cuando me dijeron que la noche costaba aproximadamente $12000, unos US$5 y que además también alquilaban la carpa como tal por sólo $5000, unos US$2, quiere decir que mi estadía valdría $17000, unos US$7. Decidí continuar con mi aventura tomando los dos servicios arriba nombrados. Cuando me encontraba armando el camping en el lugar que yo había escogido, se acercó personal de la granja y me ayudó muy amablemente a terminar de armarla, además me dijeron que si quería, podía hacer una fogata, algo que realmente me gustó mucho.
Luego de armar la carpa me dirigí hasta el pueblo de Nimaima al cual se llega en unos 10 minutos caminando, disfrutando del aire libre, del paisaje y de su gran vegetación multicolor. Allí en el pueblo se encontraban en ferias y fiestas, era inicios del mes de enero, era una locura total, había cabalgata, reinado, el comercio se veía por todas partes, se podía encontrar casi de todo en ese lugar, las personas, como lo mencioné al principio de este post, resultaron ser muy amables, cordiales con los turistas, los precios tanto de la comida ofrecida como de las bebidas, no lograban superar los $15000, te degustabas y quedabas totalmente satisfecho.
Luego de un largo rato en el pueblo, decidí ir a descansar al calor de una gran fogata muy recomendada por los dueños del lugar, no me lo iba a perder :), a la mañana siguiente decidí ir a desayunar al restaurante de la granja y me sorprendió cuando los encargados me ofrecían una serie de actividades “extremas” en ese lugar, algunas de ellas eran canyoning o torrentismo como lo conocen otros, canopi y rafting, yo tomé la decisión de realizar las dos primeras, y conpartiré esas experiencias con ustedes a continuación.
Primero nos fuimos a hacer canyoning (torrentismo) con un grupo de unas ocho (8) personas, los dueños de la granja nos trasladaron en una camioneta por media hora aproximadamente hasta un lugar donde no se escuchaba absolutamente nada, todo era silencio, paz total, allí emprendimos una caminata de unos veinte (20) minutos hasta llegar a una parte alta de una montaña, me encontraba exhausto, muy exhausto, pero finalmente comenzó la verdadera aventura, los instructores a cargo nos iban dando las normas de seguridad que debíamos respetar para no sufrir ningún tipo de accidente y también nos mostraban la manera como debíamos usar los equipos para realizar un descenso sin contratiempos, cuando me tocó comenzar a descender, vaya sorpresa la que me llevé, tocaba bajar por una montaña que era bañada por una hermosa cascada, por fin pude refrescarme, pues como les contaba, estaba muy cansado hasta ese momento.
El descenso fue espectacular, sentir el agua golpeando todo el cuerpo, tener esa sensación de ahogo, de fresco al mismo tiempo y la adrenalina de sentir si me caeré, si esos equipos si resistirán mi peso, son muchos las cosas que se pasan por la cabeza en ese momento, pero cuando el descenso se termina, notas una sensación de satisfacción, de querer volver a hacerlo, único en Nimaima.
Luego de que todos nos encontrábamos abajo de nuevo, emprendimos una nueva caminata hasta la camioneta que nos transportaría hasta el canopi más largo que he visto y vivido hasta ahora, este tenía unos 1100 metros de longitud, colgaba de una montaña a otra, la velocidad del viaje era de unos 20 kilómetros por hora aproximadamente, se lograba atravesar en casi dos (2) minutos, fue una verdadera experiencia estar a unos 300 o 400 metros de altura, recorriendo esa distancia, a esa velocidad, muy impresionante, cuando llegamos al otro lado debimos esperar a que la camioneta llegara, pues mientras nosotros recorrimos 1100 metros en línea recta, la camioneta debía hacer su recorrido normal por todas las veredas hasta llegar a nosotros, luego de llegar a la granja, decidí emprender de nuevo mi viaje a casa, pero siento que fueron muchas las cosas que me faltaron hacer en ese municipio, a pesar de tener menos de 6000 habitantes, logró sorprenderme con todas las atracciones que ofrecen a los turistas que desean como lo llamo yo, un descanso extremo, inolvidable, unas vacaciones imperdibles.